La viabilidad biológica del cultivo de cualquier especie marina comienza con el establecimiento de una población de reproductores inicial para obtener huevos, larvas y juveniles.
En un reciente trabajo ejecutado por investigadores de la Universidad Arturo Prat y de la Universidad Católica del Norte, se realizaron 22 campañas de pesca de bonito del Pacífico Sur en Pisagua, Chile, entre la primavera de noviembre de 2011 y el verano de enero de 2012.
De acuerdo con el reporte publicado en la Revista Animals, los investigadores obtuvieron al menos 74 ejemplares de los cuales 24 sobrevivieron a los procesos de captura y transporte.
“Los peces se sembraron en un sistema de recirculación de acuicultura terrestre y, a los 14 meses en cautiverio, los peces comenzaron a desovar”, describen los autores del trabajo.
Posteriormente, se recolectaron huevos, para describir algunas etapas de desarrollo, y se colocaron en incubadoras a 20 ° C y al tercer día los huevos eclosionaron.
Las larvas alcanzaron una longitud total entre 1.435 y 1.7 mm, que fueron caracterizados con precisión durante sus primeros cambios morfológicos.

Entre las principales conclusiones del estudio, los autores escribieron que todos los peces capturados y transportados fueron ejemplares de menos de un kilogramo, lo que permitió una tasa de supervivencia superior al 63%. Además, los reproductores silvestres fueron acondicionados en un tanque de crianza de 75 m3 bajo un sistema de recirculación de agua de mar, lo que permitió el primer desove de Sarda chiliensis chiliensis en Chile.
Este es el primer trabajo que describe la captura, transporte y aclimatación en cautiverio de una población reproductora de bonito salvaje del Pacífico en Chile.
Aquí puede acceder al estudio.