Las metodologías clásicas, como la observación del comportamiento, parecen incapaces de mejorar el bienestar de los animales acuáticos cuando se utilizan solas, principalmente debido al gran número de especies y la dificultad para obtener resultados comparativos entre taxones.
Por ello, es necesario identificar más metodologías que puedan ser comunes a los principales taxones acuáticos de interés para el ser humano: peces, cefalópodos y crustáceos.
La fisiología es una herramienta útil en este sentido, ya que los animales mantienen su homeostasis en un rango de valores determinados para cada parámetro. Se producen cambios en función del tipo y grado de estrés al que están sometidos los animales. Por tanto, comprender la fisiología del estrés puede ofrecer información que ayude a mejorar el bienestar de los animales acuáticos.
Un reciente estudio publicado en la Revista Biology, investigadores españoles del Departamento de Biología, de la Facultad de Ciencias del Mar y del Medio Ambiente, de la Universidad de Cádiz y del Departamento de Fisiología Animal, de la Facultad de Ciencias Biológicas, de la Universidad Complutense presentan un marco fisiológico como un proxy para evaluar el bienestar de los animales acuáticos.
La revisión tuvo como objetivo mostrar el potencial de la fisiología de crustáceos, cefalópodos, elasmobranquios, teleósteos, y dipnoos (peces pulmonados) para que sirvan como indicadores de su bienestar.
Según el artículo, dado que los métodos clásicos de evaluación del bienestar son laboriosos y requieren mucho tiempo mediante la evaluación del miedo, el dolor y la angustia, la evaluación puede complementarse con enfoques fisiológicos.
“Esto implica el estudio de las respuestas al estrés, incluida la liberación de hormonas y sus efectos. Por lo tanto, la fisiología puede ayudar a mejorar el bienestar animal y puede ser útil para el manejo de actividades humanas que involucran el uso de animales acuáticos vivos”, concluyeron los investigadores.
Aquí puede acceder al texto completo