La práctica de la acuicultura orgánica está sujeta a una serie de restricciones específicas en comparación con la operación de la acuicultura convencional, lo que plantea desafíos, pero también permite a los productores certificados lograr un precio superior por su producto.
El tratamiento del agua es un ejemplo; solo se permite el uso de desinfectantes fácilmente degradables en la producción acuícola orgánica certificada como se especifica en la legislación actual de la Unión Europea (UE).
La formalina, un biocida efectivo y de uso común para el control del agua en la acuicultura, no está permitida en la acuicultura orgánica, lo que obliga a desarrollar e implementar nuevas prácticas de tratamiento.
Un reciente estudio describe los problemas relacionados con la implementación de nuevas prácticas de tratamiento de agua y presentan posibles soluciones prácticas. Además, el artículo describe la interacción entre la gestión y la calidad del agua y se enfatizan las implicaciones para el tratamiento del agua.
De acuerdo con el artículo, se proporcionan resultados y experiencias del uso de productos de ácido peracético y peróxido de hidrógeno en pisciculturas orgánicas. Además, se revisan los desafíos actuales y las futuras necesidades de investigación con respecto al control de la calidad del agua en un contexto de salud y bienestar de los peces, seguridad de los trabajadores, ética y justificación ambiental.
Finalmente, el desarrollo sostenible de la acuicultura orgánica se pone en perspectiva sobre la base de las lecciones aprendidas en Dinamarca.
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