El investigador principal de la línea “Salud animal en estadios de vida de agua dulce de salmónidos”, Dr. Rubén Avendaño, analiza diversos aspectos de la etapa de agua dulce de salmónidos, enfocándose en la normativa vigente, enfermedades, antibióticos y vacunas.
Según el Policy Brief, las entidades gubernamentales y privadas en Chile deben priorizar la investigación sobre los cambios que ocurren durante la etapa de agua dulce de la salmonicultura.
Este reenfoque de la investigación debe propiciar un entorno más receptivo para mejorar aspectos reguladores como la densidad de cultivo, el tratamiento del agua antes y después de su uso y, más específicamente, en obligar a que los medicamentos solo se administren en base a determinaciones de concentración mínima inhibitoria.
Flavobacterium psychrophilum es una bacteria Gram-negativa no intracelular que produce una infección septicémica aguda en los peces, causando mortalidades entre 5 a 70% de los alevines de una misma población. De hecho, se denota comúnmente que estas pérdidas ocupan el segundo lugar después de las ocasionadas por P. salmonis en la industria chilena. entre 2010 y 2016, los brotes de flavobacteriosis fueron, según datos de Sernapesca, tratados con 111,3 toneladas de antibióticos, con un promedio de 18,5 toneladas anuales. Estudios de Henríquez-Núñez y col. (2012) reportan una alta proporción de aislados de F. psychrophilum resistentes a la oxitetraciclina. Hoy, casi todos los diagnósticos se realizan a través de pruebas de laboratorio basadas en la reacción en cadena de la polimerasa o “PCR” y es imposible realizar los estudios de susceptibilidad antibacteriana.
EL articulo asegura que el diagnóstico de Flavobacterium psychrophilum y otros microorganismos, no pueden basarse en una simple confirmación de presencia/ausencia mediante técnicas moleculares como la PCR. En cambio, el aislamiento del agente causal debe ser un paso obligatorio antes de administrar el tratamiento, independientemente de la bacteria sospechosa. La implementación y adopción de este tipo de medida debe ser generalizada y respaldada por los sectores de la acuicultura público y privado.
En esta misma línea, el Dr. Avendaño sugiere que el transporte de los peces a través del país, durante la etapa de agua dulce, debe ser revisado y considerado como premisa el estatus sanitario de la piscicultura que solicita el movimiento, así como del centro que recibe, ya que puede convertirse en factor de riesgo sanitario.
Ello debido a que en el transporte no solo se mueven los peces, sino los microorganismos que son parte de su microbiota, lo que puede traer como consecuencia la transmisión de patógenos entre las pisciculturas y/o la recombinación involuntaria de genes entre microorganismos de distintas áreas geográficas.